¡ESTOY
HARTO!
Desde que tengo consciencia, sé que la belleza está en mí. Lo
fui descubriendo a medida que mi cuerpo fue tomando forma. Crecí entre
caricias, bullicio, amor y perfección a mi lado. Yo era feliz.
Ahora vivo solo, encerrado en una habitación a la que no llegan las risas, ni los llantos,
ni el sonido de la lluvia, ni el viento. Sólo a determinadas horas, viene gente
a verme, pero no me tocan y su voz es sólo un susurro.
Estoy cansado y solo. Esta noche, cuando todos duerman, separaré
mis pies del mármol en que reposan y cogeré mi honda. Y yo, el David de Miguel Ángel,
me perderé por el mundo buscando besos y caricias.
pero mas vale solo que mal acompañado. Ya vendrán buenos amigos, por supuesto si no te quedás encerrada!!!!
ResponderEliminarDe ahí se desprende que ni los perfectos dejan de estar hartos.
ResponderEliminarSuerte al David en su búsqueda de besos y caricias.
Excelente!!
ResponderEliminarDe cómo la estatua reclamó el don de la mortalidad: la felicidad ante el hecho de sentir, de apasionarse, de amar. De ser.
Un abrazo
Y es que la gente, ante semejante grandeza se siente cohibida y apenas atina a susurrar ante él!...lo digo con conocimiento de causa...es magnífico!
ResponderEliminarUn abrazo.
La obra escultórica es inconmensurable, pero ni siquiera Miguel Ángel es capaz de esculpir latidos.
ResponderEliminarMuy bueno el relato.
Un abrazo.
Un relato muy original, me gusta. Está claro que todos tenemos algún motivo para estar hartos de algo!
ResponderEliminarUn beso
Genial, muy buena idea la que has desarrollado Y ahora que lo pienso, cuando vi a Moisés me pareció que de hecho se estaba levantando para marcharse ...
ResponderEliminarBesos.
Ay, el pétreo mundo de las estatuas, resulta que tiene su corazoncito y todo! Muy bueno.
ResponderEliminarBss.
Muy bonito. Si las estatuas pudieran hablar, seguramente dirían lo que tú tan bien has expresado
ResponderEliminarUn abrazo
Vaya! encontrarlo por allí será un gusto... ¿o un susto? Jeje! No sé si estoy preparada para toparme con estatuas vivientes, pero seguro que bien merece su escape!
ResponderEliminarVale decir, que una réplica de él hace años que se halla detenida frente a la Intendencia de Montevideo, bien podría darse el gusto y salirse de allí también en busca del verdadero para compartir andanzas. Las de secretos que guardarán!
Muy buen relato, me ha encantado!
Besos!
Gaby*
jajaja... muy bueno me ha gustado muy divertido y original y... vaya si las estatuas pudieran hablar que no dirian eee
ResponderEliminarMuy bueno tu relato!!! Diferente y original!!! Me encantaría cruzarme con esa belleza por la calle caminando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando uno contempla la estatua de David, no puede levantar la voz, apenas sale un susurro de las gargantas de aquellos que lo miran. Y sí, es tanta su perfección que sólo le falta un corazón latiendo y dotándolo de vida. Me ha gustado el original enfoque que le has dado al tema que esta semana nos convoca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te pones muy bien bien "en la piel" de esta piedra hecha forma y belleza, comprendiendo que para la vida, hace falta más que elogios, bullicios y exposición: la vida, está fuera y hay que ir a su encuentro.
ResponderEliminarMe gustó mucho el giro que le diste al hartazgo.
un fuerte abrazo
Hola Alis, regreso para avisarte que si gustas, hay un doblete de reconocimiento por tu blog en el mío.
ResponderEliminarUn beso al vuelo!
Gaby*
Una piedra como esa, hasta puede pensar y ya puestos, tuvo más suerte que su hermanastro Moisés, que recibió palos por su belleza. Déjalo donde está, rodeado de esclavos y admirado por los Dioses.
ResponderEliminarOriginal texto.
Besos
Hasta lo bello y perfecto se harta, pues ya quisiera yo estar a sus pies y ver su hartazgo. Original Alis, muy original.
ResponderEliminarUn beso.
Un original y bien llevado relato, inesperado final. Como a mí me gusta. Un beso
ResponderEliminarCon ese modelo de belleza no hay donde competir... Muy original el final. Felicidades.
ResponderEliminarMuy buen final, sorprendente, Enhorabuena. Besote
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