¡ESTOY
HARTO!
Desde que tengo consciencia, sé que la belleza está en mí. Lo
fui descubriendo a medida que mi cuerpo fue tomando forma. Crecí entre
caricias, bullicio, amor y perfección a mi lado. Yo era feliz.
Ahora vivo solo, encerrado en una habitación a la que no llegan las risas, ni los llantos,
ni el sonido de la lluvia, ni el viento. Sólo a determinadas horas, viene gente
a verme, pero no me tocan y su voz es sólo un susurro.
Estoy cansado y solo. Esta noche, cuando todos duerman, separaré
mis pies del mármol en que reposan y cogeré mi honda. Y yo, el David de Miguel Ángel,
me perderé por el mundo buscando besos y caricias.