LA FIEBRE DEL ORO
Del cielo caen compromisos de amor en forma de anillos,
pulseras con amuletos robadas a sus dueñas, vírgenes y crucifijos que adornaron
cuellos de personas perdidas, relojes que señalaron horas importantes de la
vida de desconocidos. Todos tienen en común el ser de oro, el metal que conduce
a los sueños.
Las manos de los transeuntes se elevan para recogerlos, con un afán de posesión
que les lleva a atacar al que tienen al
lado. Creen que les pertenecen sólo por haberlos visto.
Dos niños de 4 y 2 años, ríen inocentes desde una terraza,
lanzando a la calle lo que han encontrado en una bolsa en su casa.
Su padre, de profesión ladrón, duerme plácidamente la
siesta.
Una descripción muy diferente y bonita, es este vil metal, que como tu bien dices, conduce a soñar. en estos momentos vuelve a mostrar y mucho todo su poder.
ResponderEliminarPor desgràcia. Saludos.
Los niños no conocen el valor del dorado metal jajajja, ya me hubiera gustado ver la cara del padre
ResponderEliminaral despertarse. Me gusto tu jueves.
Besos Alis.
Mejor que no se despierte ese padre!!! Una historia muy divertida, que muestra la inocencia y la falta de apego a las cosas materiales de los niños, y la avaricia de los grandes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando se levante el padre... no quiero ni imaginarme su cara.
ResponderEliminarjejeje...con ese gesto inocente y divertido los dos pequeños lograron dar vuelta el karma de su padre ladrón!
ResponderEliminarSaludos jueveros.
Jajajaaja! Muy bueno! Los niños inocentes, haciendo las delicias de los transeutes.
ResponderEliminarBss.
La inocencia llevó al traste los sueños del padre, ni quiero pensar cuando despertara el ladrón...
ResponderEliminarUn buen micro, si señora.
Un abrazo.
Ja,ja, muy bueno el relato, me ha encantado. Qué inocencia la de los niños...
ResponderEliminarBs.
jeje...menudo contrapunto le has metido al final. El relato, en sí mismo, es genial.
ResponderEliminarUn beso
Muy pocas líneas para mostrar, encarnado en esas piezas de oro, lo mejor y lo peor del ser humano. Representa compromisos, simboliza el amor, la amistad, pero también y al tiempo, como contrapunto, es exponente de la codicia, del apego a lo ajeno. Valores que le hemos otorgado los humanos y que, como demuestran en su cándida inocencia esos niños de 2 y 4 años, no son sino convencionalismos. Para ellos, desconoceros aún de ese hecho, las piezas de oro no son sino juguetes con los que divertirse un rato.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo.
Lluvia de oro? Algo nada usual sin dudas. Original texto, que pone en evidencia por un lado, la codicia; por el otro, la ingenuidad. Esos niños son el broche final que terminan de darle al relato una sonrisa.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Sorprendente y concreto relato. Te hace levantar la mirada por si todavía queda algo.
ResponderEliminarNo saco conclusiones, todos los ladrones tenemos niños.
Besos
¡Qué bonito! La inocencia provocando una lluvia de oro para locura de quienes la reciben.
ResponderEliminarBesos.
Buen relato. Corto y utilizando la imaginación. Buen final. Un beso.
ResponderEliminarAl comienzo me pareció que ibas por algo más exotérico, pero no, bien concreto, bien escrito y concluyente.
ResponderEliminarUna historia contada con encanto. Muy atractivo relato.
un fuerte abrazo.
dos robin hood en una terraza ciudadana, con una creativa vuelta de tuerca!
ResponderEliminarme ha dado envidia tu imaginación!
mis saludos!
De profesión ladrón,estamos tan acostumbrados que ya lo vemos como una profesión. Besote
ResponderEliminarDe profesión ladrón,estamos tan acostumbrados que ya lo vemos como una profesión. Besote
ResponderEliminarSiempre he creido que las joyas poseen más valor que el dinero. Las joyas hacen ambiciosas a las mujeres y excitan a robar. Es un breve relato bien narrado. Te felicito, Alice :)
ResponderEliminarHola Alice. Me gustaría que visitaras mi blog.
ResponderEliminarhttp://ferliteraria.blogspot.com/b/post-preview?token=1SxHyj4BAAA.L8bMl0J5fjYto2qiPqoSfg.VIgpo7jaxco-WIH1dIr-jQ&postId=3531544155947528108&type=POST
Un beso.
Me congratula verte en los jueves, te seguiré de cerca Alis imaginaria desde mi blog imaginar.
ResponderEliminarFelices criaturas, juguetonas traviesas, llueve oro sobre las gentes, que no les caiga a alguno un yunque de oro, nada es gratis, no hay que fiarse del tiempo ni de las tormentas de oro. Besito contento con disculpas por tardar porque estuve hasta ayer bajo el oro puro del sol napolitano.
Lástima que esa ingenuidad se vaya perdiendo con los años..., aunque hay esperanza mientras haya gente que la va transformando en generosidad... Felicidades por el relato.
ResponderEliminarImaginativo relato.
ResponderEliminarUn saludo.