Muchacha ante el espejo - Picasso
El espejo me devuelve la imagen de una desconocida. La miro
fijamente a los ojos, esos ojos ¡son los míos!
Aturdida me alejo, ya no sé quién soy. Todo lo que me ocurre no tiene un
sentido lógico, pero debe tenerlo y yo debo encontrarlo.
Puede ser que tenga “el síndrome de la gemela muerta”. Dicen
que el 80% de los embarazos son de gemelos y uno de ellos muere en los diez
primeros días de gestación. Quizás la otra me este pidiendo participar en mi
vida, por eso cuando escribo en vez de salirme un relato, me salen dos aunque
yo no los vea. ¿Triunfará ella o yo?
A lo mejor soy “un apéndice de mi madre”. Últimamente ella
dice: “nos duelen las piernas”, “estamos cansadas”, “tenemos frio”, y yo no tengo ningún dolor ni cansancio. Pero
cuando la dejo y me voy, descubro que mi cuerpo se ha doblado como el suyo. Si
se muere ¿me moriré yo?
O quizás una parte de mí se ha ido y vivimos separadas por el
tiempo. Porque mientras mi cuerpo actúa ahora, mi mente prepara actividades
para dentro de una semana y nunca sé en qué día estoy. ¿Volveremos a ser “una”
alguna vez?
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