Tantas noches de insomnio le habían servido para hacer
balance de su vida. Descubrió cosas que no le gustaban, otras que la habían
hecho feliz. Llegó a la conclusión, que una parte de su existencia había vivido
a través de otros, y eso le molestó.
Así que dedicó las noches, en las que el tiempo parecía
detenerse, en redactar su declaración de independencia. Comenzaba así:
Mañana, regalaré sonrisas a quien quiera recibirlas.
Mañana, jugaré con los niños y escucharé a los ancianos,
aprendiendo de la inocencia y de la sabiduría que dan los años.
Mañana, dejaré que la lluvia empape mi cuerpo, y la sentiré
como un regalo.
Mañana, olvidaré los nombres y los rostros de los que tratan
de manipularme con palabras falsas, amores egoístas y promesas incumplidas.
Mañana, comeré helados, chocolate, dulces, sin preocuparme
por las calorías.
Mañana, bailaré y cantaré, aunque lo haga mal, porque no soy
perfecta y así me gusto, así me quiero.
Mañana, sólo mañana, haré todo lo que me han prohibido para
sentirme viva.
Mañana…es hoy. Así que comienzo a vivir y a ser feliz.
Firmó y le puso fecha. Se levantó despacio y se marchó en
busca del sol, al que le faltaban pocas horas para salir.
Un hombre lee una carta al lado de una cama vacía. Sonríe y llora
mientras cierra la puerta de la habitación destinada a enfermos mentales.
Solo los locos pueden esperar que todo eso sea posible. Pero lo intentamos.
ResponderEliminarGracias por acudir a mi casa. ¿qué te apetece?
Besos.
Leonor
Ojalá ese mañana no haya sido tarde!
ResponderEliminar=)
Un abrazo
Los locos on locos pero para nada son tontos. Un declaración de independencia que es un tratado del buen comportamiento. Bonita entrada. Saludos muy cordiales
ResponderEliminarlos locos están más cuerdos que algunos de nosotros.
ResponderEliminarPreciosa declaración. No se yo si de verdad era un enfermo mental, o una persona que verdaderamente encontró la felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa historia!
ResponderEliminarA veces bendita locura. Pero ¿quienes son los que han perdido el juicio de verdad?. Saludos.
ResponderEliminarMuy bueno Alis, como tu nombre dice eres muy imaginaria...
ResponderEliminarUn beso.
Mira, mantengo la idea que me iba haciendo antes de llegar al final. Ese cambio en su vida sería positivo que lo diera cualquier vida; humanizarse, disfrutar lo que la vida tiene de bueno ... incluso, ¿por qué no? ir a buscar el sol, o la luna.
ResponderEliminarBesos.
NO estaba loca sino mas cuerda que todos. El loco es este mundo en el que vivimos sin esperanza ni ilusión. Me gustó
ResponderEliminarEs bonito, tierno. Me ha encantado.
ResponderEliminarIndependiente de convencionalismos, no me extraña que la tomaran por loca, la sociedad no suele admitir de buen grado a quien se sale del carril.
ResponderEliminarUn beso
Pues de loca nada, eso es abrir la puerta a la vida y sentirse por fin libre.
ResponderEliminarUn abrazo Alis.
Independizarse de todo el daño que le pueden haber ocasionado es la mejor medicina para un alma libre.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Y fue libre...
ResponderEliminarQuién puede decir si uno está loco o no? Yo creo que tuvo el mayor acto de cordura de su vida.
Un abrazo.
Bendita locura la del que se aparta del trillado camino por donde la inmensa mayoría transitamos. No es fácil la tarea de lograr cotas de libertad e independencia. Es frecuente tildar de locos, marginales, a los que deciden apartarse de las normas imperantes y afirmar su individualidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si era capaz de tomar esas decisiones, su mente no estaba enferma. Ojalá logre alcanzar sus deseos. Un besote tocaya.
ResponderEliminar...la tenía bien clarita!!! De poetas y locos....
ResponderEliminarMe gustó y lo has dicho muy bien. Apoyo estas declaraciones que nos hacen más personas, más felices, más humanos.
un fuerte abrazo
Es un buen relato, que nos hace pensar y sentirnos más libres, con ilusión de hacer cosas y de no dejar que este mundo circule por los parajes que le venga en gana, que, en realidad, creo, no sabe adónde ir. Pero nos dan miedo tantas cosas: la sinrazón, el qué dirán, los bienes, incluso hasta el hacer las cosas bien. Nos da miedo la sinceridad, el mirarnos a los ojos fijamente, porque creemos que el otro nos va a descubrir algo que no sabemos qué, pero por si acaso. Y entonces amamos la soledad. La lucha está abierta siempre y nunca debemos dar paso al desamparo. Tenemos que aprender - o reaprender- las cosas que son para bien vivir de todos, no olvidar nuestra historia, costumbres, formas de vidas transmitidas. Que no nos vengan con monsergas y nos embauquen con más politiqueos o filosofías baratas. Estamos hartos de que muchos nos expongan sus criterios como los mejores ejemplos a seguir. Ahora vendrá el tiempo de sembrar lo que teníamos en la alforja, esperando llegar a cuotas de honestidad, sinceridad, honradez y justicia. Se abre un nuevo horizonte que ojalá sepamos abarcarlo por el bien que nos toca. ¡Gracias por tus ideas!
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