LAS MANOS
Hay ausencia
de sonidos y la luz ha huido de mis ojos. Mi cuerpo permanece inmóvil, mientras
mi mente no descansa. Quiero gritar que no quiero estar sola, pero ningún
sonido sale de mi garganta.
Necesito el
contacto de un amigo desesperadamente y alguien, de quien no recuerdo su
rostro, me coge dulcemente las manos como todos los días, me acaricia y yo me
sosiego. Es mi único contacto con el mundo desde hace no sé cuánto tiempo.
Hoy,
inesperadamente, los sonidos vuelven, mi cuerpo comienza a moverse y la luz
ciega mis ojos. Hago un esfuerzo por descubrir la cara de quien me ha
acompañado en el hospital. Y descubro tu mirada que me sonríe y me transmite alegría,
esperanza, dulzura y… Aparto mis ojos de los tuyos. Tengo miedo de lo que percibe
mi corazón.
Aprieto con
fuerza tu mano, la que me ha mantenido unida a la vida. Y en silencio, lloro por
tu amistad.