miércoles, 29 de mayo de 2013

CIUDADES DE UTOPÍA




CIUDADES DE UTOPÍA

 
La mujer que vivía dentro de ella no la dejaba tranquila. Le pedía sin cesar un cambio en su vida y decidió escucharla.
 Ilusionada miraba una y otra vez las propuestas de la inmobiliaria. Ante ella estaban las nuevas urbanizaciones, que con vistas de futuro se habían creado. La oferta era apetecible. Un ramo de margaritas para sus vecinos y con eso ya tenía derecho  a una vivienda unifamiliar. Siete urbanizaciones con los nombres de los días de la semana.
Domingo. Todo estaba lleno de bares, iglesias, familia.  No había trabajo.
Sábado. Compras, salidas al campo, sinagogas.
Viernes. Se acabó el trabajo, hay mezquitas, amigos y botellones.
Jueves. Día de ilusiones, de lectura, abundaban los libros.
Miércoles. Serenidad y películas en las salas de cine.
Martes. Ilusión, escapadas  a tomar un café.
Lunes. Encuentro con los compañeros, una semana para llenar de vida.
Difícil decisión. Se miró hacia dentro buscando lo mejor para su espíritu. Una de las urbanizaciones le llamó la atención especialmente. Era luminosa, alegre, con conexión a internet, con gente de distintos lugares.
 Unos amigos le habían hablado muy bien de ella y ya vivían allí.
Consultó con su otra yo. Estaba de acuerdo con ella.
Compró muchos ramos de margaritas, y decidió hacerse “juevera”.